sábado, 27 de abril de 2013

Cuestión de Imagen

LA COLUMNA DEL VIERNES


Cuestión de Imagen



Tienen mala imagen de nosotros, los españoles. Sobre todo en Alemania.
Y nosotros, como es lógico, nos defendemos alegando que están equivocados, que no
somos así: ni tan vagos, ni tan pobres, ni tan tradicionales, ni tan corruptos. ¿O si?
Pero el problema no parece tanto asumir si es verdad o rechazarlo por falso, en realidad
no importa gran cosa si aciertan o no con la idea que tienen de nosotros. En ningún caso
eso les hace superiores, aunque pudieran creerlo. Simplemente distintos, y en esto si que
estamos todos de acuerdo.

Dónde de verdad radica el problema es en el hecho en si mismo de que lleguen a tener
esa idea de nosotros, porque la imagen no se la han inventado, les ha llegado, la hemos
transmitido, fuera esa o no nuestra intención.

Nosotros también tenemos una idea global para definir a los alemanes y a los ingleses, y
a los franceses. ¿Coinciden con la realidad de esos pueblos? Da igual, es la imagen que,
de una forma u otra nos han hecho llegar.

Y no debiéramos rasgarnos las vestiduras porque ni nosotros mismos tenemos claro que
imagen preferimos dar. Dos o tres ejemplos:
Millones de españoles se sienten orgullosos por el hecho de que nos conozcan por
nuestra fiesta de toros y nuestras procesiones. Vale, pues si a nosotros nos gustan, pues
tiramos para adelante y hacemos campañas turísticas basadas en ellas.

Muchísimos de nosotros tampoco tenemos muchos problemas en convivir con
la corrupción, vivimos cotidianamente incumpliendo leyes como las de tráfico y
racaneando todo lo posible a la Hacienda Pública. Incluso defendemos y votamos a
representantes públicos inmersos en procesos de corrupción.
No tenemos problemas en hacerlo, pero sí en que nos lo reprochen. Bien, pues ya está,
somos así lo entendamos o no, lo entiendan o no.

Otro rasgo nuestro es dar por bueno que en España la iglesia católica ha de sentirse
como en casa. Nuestros Gobiernos tienen claro que hay que darle todas las ventajas
incluidas las de cambiar nuestras leyes civiles para que se parezcan lo más posible a sus
normas religiosas. Y los curas, a sus distintos niveles jerárquicos, nos compensan, no
sólo salvando nuestras almas sino, incluso, aconsejándonos en algo tan interesante como
las prácticas sexuales. Ya habéis oído al de Alcalá, que para evitar el aborto, lo mejor es
practicar el coito anal.

Todas estas cosas y otras no parecen del agrado de un elevado porcentaje de alemanes.
Pero nosotros no tenemos ningún problema y convivimos con ellas. Por tanto, toca
ser consecuentes con lo que hacemos y lo que somos, y ellos que piensen lo que
quieran. Total, como dentro de poco vamos a tener toda una generación de españolitos
y españolitas conquistando laboralmente Europa, pues ya nos conocerán mejor y
cambiaran de opinión. O no.

R. GARANDA R.

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