viernes, 24 de enero de 2014

Silencio. La militancia calló.

LA COLUMNA DE LOS VIERNES

Silencio. La Militancia Calló.

Esta noche se cumplirán 37 años.

LUIS JAVIER, ENRIQUE, JAVIER, SERAFIN y ANGEL.

Es necesario recordaros una vez más. El Aniversario de vuestro asesinato es una buena excusa para tener claro entre nosotros que no os olvidamos. Que no olvidamos lo que supuso vuestra muerte.

ALEJANDRO, LUIS, DOLORES Y MIGUEL lo saben muy bien.

Hace unos días leí algo sobre la militancia, sobre la vieja entrega de la gente solidaria a causas que nos compromete como personas, que nos alivia de ésta tremenda capa de egoísmo que nos aplasta e inmoviliza.


Los nueve estaban allí en un esfuerzo por ayudar a los compañeros y a las compañeras que sufrían la opresión injusta acumulada en cuarenta años de falta de libertades. Podía ocurrir, se sabía que podía ocurrir, se hablaba incluso de que era perfectamente factible que los fascistas que andaban  con plena libertad con armas de fuego por las calles de este Madrid, de esta España, pudiesen protagonizar alguna masacre. Ya habían disparado contra manifestantes y ya había algún muerto por ello.

Los nueve estaban allí, manteniendo el esfuerzo extra por la huelga de trasporte. Y allí los cazaron, porque aquello fue una caza, la caza del militante, la caza de los significativos y significados abogados. Un golpe. Y nos dijeron ¡QUIETOS!

Y la militancia calló.

Agarramos la rabia que salía al Mundo y la empujamos para adentro, retorcida, aplastada para que cupiese, era muy grande la rabia. Y salimos a la calle en silencio. Mirando de frente pero en silencio. Los gritos de los piquetes pidiendo huelga, los gritos de las manifestaciones pidiendo amnistía y libertad, los gritos de dolor por los compañeros muertos…Todos los gritos se mudaron en Silencio.
Silencio. La militancia calló.

Estoy seguro de que los fascistas temblaron ante aquel silencio. Algunos todavía lo oyen. Fue la gran venganza: El Silencio.
Cinco compañeros muertos y otros tres heridos, y otra también herida. Enterrados en silencio de Paz, de Democracia, en silencio de Amnistía, de Libertad, en silencio de Derechos Laborales. Pocas veces un sacrificio humano fue tan fructífero. Ya nada fue igual en aquella historia nuestra. Los cimientos del Franquismo, que aún eran sólidos, temblaron aquellos días de Enero de 1977. 
Y los tenemos que recordar porque si entonces había un  buen puñado de abogados y abogadas laboralistas que, militando en unas CC.OO. y en un P.C.E. aún ilegales y clandestinos, se peleaban todos los minutos de todos los días contra la herencia del aparato opresor de la dictadura, a partir de aquel día nadie dio marcha atrás en este colectivo. Al contrario, los despachos de abogados laboralistas se convirtieron en ese gran punto de apoyo que utilizó la militancia para avanzar, para entrar en las fábricas y en las oficinas, en las aulas y en los talleres, para defender a los trabajadores y trabajadoras ganándose el respeto de muchos empresarios, de muchos magistrados, de mucha sociedad.

El Sindicalismo les debe mucho. Las nuevas generaciones de sindicalistas deben saber esto, que gran parte de nuestra fuerza para reivindicar y defender derechos vienen de allí, de aquellos militantes y de otros muchos y otras muchas como aquellos y aquellas. Seguramente ya lo saben, probablemente parte de esa fuerza les ha llegado también a ellos.

Querían vivir y seguir en la lucha, pero murieron asesinados por una panda de pistoleros fascistas. Nosotros les tenemos en el Paraíso de Nuestra Memoria. Los asesinos no tienen nada más que el vacío de la Historia.

Nuestro silencio de entonces se convirtió en un largo grito de años y ahora en un enorme agradecimiento. Gracias, Luis Javier, Enrique, Javier, Serafín, y Ángel. Gracias también a los que estábais con ellos, allí o en otro lugar. Gracias. 

Ricardo Garanda Rojas

@rgarciaaranda

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