viernes, 26 de septiembre de 2014

Votar o no Votar, is that the question?

LA COLUMNA DE LOS VIERNES



Votar o no Votar, is that the question?





Seguirá sin ser de una nación la bandera de ésta fotografía. Para alegría de unos y para frustración de otros.

Desde luego, quienes rodean ésta bandera no creo que estén muy felices. Brindaron por ella y han perdido. Es lo que tiene competir.

Ellos y ellas ahora dicen aquello de que lo importante es participar. Cuántas veces habremos oído y dicho esto, probablemente las mismas que hemos pensado que uno quiere competir para ganar, porque participar y perder tiene muy poquita gracia. Ninguna.

Por eso, el ministro principal de Escocia, Mister Salmond, ha dimitido, es posible que dando saltos de alegría por haber votado, pero se va a su casita. Es lo que tiene votar y perder, que dimites contento. ¿Habrán enviado los y las componentes de la foto un mensaje de apoyo a Salmond consolándole con el principio inalienable de que “lo importante es participar”?

Ya aquí, en nuestra casa, algunos pensamos que el voto, en sí mismo, no es la esencia de la democracia. Al menos no el voto sobre cualquier cuestión y circunstancia. Más esencial parece el intento de consecución universal de los derechos igualatorios. Igualdad en el terreno laboral y en cualquier espacio social: igualdad sea cual sea la condición de raza, de género, de nivel económico. Igualdad entre individuos, entre colectivos, entre pueblos…

Por tanto, algunos pensamos que el objetivo de “soy más rico que ellos, y quiero mi dinero para vivir mejor que ellos”, parece poco democrático, por mucho que se votase para intentar conseguirlo.
Algunos pensamos que democracia es regulación social, y el voto no es un fin en sí mismo, es un medio que ha de ser regulado. ¿O vamos a defender que sería democrático, en estos momentos, votar sobre la pena de muerte o la expulsión de los emigrantes? Algunos pensamos que es la ley democrática la que tiene que indicar cuándo y sobre qué hay que votar. Luego queda el derecho humano a la rebelión, pero esto ya sería otro tema.

Aunque también algunos pensamos que, si queremos intentar estabilizar este modelo de Estado descentralizado, ha llegado el momento de decidir algunos avances hacia un compromiso de fiscalidad más razonable.

Ya queda muy obsoleto esto de que el Estado recaude y los Gobierno Autónomos gasten. Que el Gobierno Central cobre los impuestos y otros vayan al pueblo a inaugurar polideportivos con el discurso de “y no os ha costado nada”. Es necesario un esquema de corresponsabilidad recaudatoria, si la buscamos en el compromiso del gasto. Euskadi ya lo hace así y no se rasga, por ello, nadie las vestiduras. O casi nadie.

Un compromiso Federalista tendría que pasar por ahí, por esa racionalización de las obligaciones impositivas en relación directa con la necesidad de gasto de cada Autonomía. Garantizándose, en todo caso por el Estado, el mantenimiento del equilibrio solidario imprescindible.

Pero aquí estamos, entre el inmovilismo patriótico y el patriotismo inmóvil, y no pretendo hacer juegos de palabras, aunque si los responsables, de uno u otro lado, se empeñan en jugar al “si votamos/no votáis” sin entrar en el debate de fondo, el que tiene que ver con la mejoría de las condiciones de vida de la gente, bien puedo yo jugar con las palabras, siempre que se entienda bien lo que quiero decir.

A veces, el no comprender ni a unos ni a otros, es también un necesario ejercicio democrático.

Ricardo Garanda Rojas

  (@rgarciaaranda)

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