viernes, 13 de marzo de 2015

La responsabilidad histórica de la izquierda

LA COLUMNA DE LOS VIERNES



La responsabilidad histórica de la Izquierda




Quiero reafirmarme en una reflexión que, con matices, cada vez se está oyendo y leyendo más en distintos espacios periodísticos y de blogs personales como éste. La izquierda, toda la izquierda de éste País debe  replantearse su espacio, sus posibilidades reales de influencia y, sobre todo, los mecanismos democráticos adecuados para avanzar en su inexcusable destino en el futuro más inmediato. Ya no se trata de “darme la mayoría para salvaros” sino de saber y explicar qué y con quien hay que hablar, ponerse de acuerdo, pactar estrategias para poner en marcha el desarrollo de políticas posibles que realmente sirvan para salvarnos.



Porque esto se hunde si no lo está ya. A veces da la impresión de que ni siquiera vamos a llegar a las elecciones. Y no me refiero a la situación económica, que también, sino a todo lo demás: la decencia en la gestión, la política de la mentira, de la trampa, de la grosería, de la injusticia, de la inmoralidad y de la represión. Esto se hunde. Cuándo son los jueces quienes tienen que decidir qué políticos y políticas pueden seguir y quienes no, es que la democracia se está desmoronando. Y desde el poder actual no hay absolutamente nada que nos haga pensar que están dispuestos a esforzarse para que esto mejore, más bien al contrario, parece que piensan que si ellos lo tienen mal para seguir, lo demás no importa. La grosería del ministro Morenés en el Parlamento es una muestra más del poco empeño que tienen en disimular su vulgar retirada. 


Y en esta situación los partidos de  izquierda tienen que ponerse serios, entre otras cosas porque cada vez somos más los votantes de izquierda que no nos acabamos de fiar de ninguno en exclusiva y de manera absoluta. Se acaba el forofismo entre los votantes. Aunque técnicamente fuera posible, no estaríamos en tiempos de mayorías absolutas, ni siquiera de mayorías asimétricas, porque los propios votantes no vamos a estar totalmente seguros de si hemos votado bien hasta que no veamos las consecuencias en la acción de Gobierno.


Los partidos de Izquierda tienen ahora la obligación de pactar. Y la tienen por razones más allá de las puramente prácticas de aunar fuerzas para arrebatar el Gobierno a la Derecha anti-social. Tienen la obligación de darnos a sus votantes opciones claras que nos unan y no nos tengan cotidianamente a la gresca entre nosotros. Es una posición ética, como muy bien interpreta Juan A. Pérez Tapias en la Zona Crítica de Eldiario.es.


La buena Ética como contrapartida a lo que estamos viendo de la clase política gobernante en éstos últimos años, la buena Ética como demostración de que la democracia no se agota en privatizaciones de servicios públicos,  en búsqueda de beneficios económicos para la élite gobernante y sus amistades, la buena Ética para dejar claro que ésta sociedad está suficientemente madura para reivindicar sus derechos y para rechazar la represión de un estado policial.


Al día siguiente de las elecciones, como máximo, los y las líderes de los partidos de izquierda, con el respaldo que cada uno haya tenido, han de presentarse ante la sociedad y decir “aquí estamos, unidos para salir de éste agujero”. Si tienen que pegarse para ver quien consigue la foto ese día empezaremos con unas dificultades que  una sociedad fuerte podría resistir, como ya lo ha hecho otras veces, pero que ésta, con sus heridas tendrá muchas dificultades para mirar de frente, para creerse ya nada.


Es la gran responsabilidad histórica de la Izquierda, de toda la Izquierda, y para acometerla se necesita un grado de madurez superior al que, hasta ahora, vienen demostrando. Sumen los acuerdos, discutan las diferencias, empiecen a darnos pistas de que de verdad están preparados para sacar a esta sociedad de dónde otros la han metido. Estamos muy mal, y no sólo en lo económico. Ustedes lo saben, y el proceso electoral que se inicia en Andalucía y finaliza con las Generales puede ser la última oportunidad de regeneración democrática que nos quede.


Asuman las consecuencias si deciden ignorarlo.


Ricardo Garanda Rojas

 (@rgarciaaranda)

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