viernes, 27 de marzo de 2015

Una Nostálgica Sensación de Impotencia


LA COLUMNA DE LOS VIERNES

Una Nostálgica Sensación de Impotencia





Que un Gobierno elegido en las urnas legisle ahora restricciones en los derechos de expresión, de protesta, de manifestación, de apoyo a la huelga, sólo tiene una explicación: Les molesta la Democracia, la utilizan para llegar al poder porque en Europa, hoy por hoy, no existen otros caminos posibles. Pero no entienden la democracia, peor aún, no la asumen: en sus casas no se lo enseñaron. Para ellos y para ellas es incomprensible que controlando los resortes del Poder tengan que tolerar las opiniones contrarias en forma de ataques verbales mejor o peor razonados. Es un insulto a su dignidad y a la de la patria, que parece sólo ellos representan, esas “algarabías callejeras” que se montan para llevarles la contraria. No, esto no puede ser.



Nos quieren calladitos, sumisos, “bienmandaos” como aquella “mayoría silenciosa” que tanto admiraba Arias Navarro cuándo ostentaba la presidencia del Gobierno de hace 40 años.


¿Qué es la Seguridad Ciudadana para ésta generación de soldados de lo antiguo, de la miseria intelectual, de la intolerancia? Porque nadie puede negar que contar con Seguridad Ciudadana nos interesa a todos, pero ¿cómo la definen?. Para ellos está claro que están hablando de su necesidad de no soportar manifestaciones en la calle, de no entorpecer a sus representantes públicos cuándo van a mentir en nuestra contra a algún acto, de permitir sin oposición que los funcionarios saquen a la gente, con sus familias, de sus casas por no tener dinero para pagarlas, de no negarse al requerimiento policial, al margen de cualquier circunstancia…  


Gran concepto éste de Seguridad Ciudadana. Han cambiado las palabras, antes era Seguridad Nacional y poco antes Defensa de la Patria. Pero sólo el nombre ha cambiado, porque leyendo lo que hoy han aprobado en el Congreso con los exclusivos votos de su mayoría absoluta, huele a rancio detrás de cada coma, a cera de viejos archivos de  la D. G. de Seguridad.


Sólo el hecho de sacar ésta normativa a la luz supone un retroceso tremendo en nuestra cultura, en nuestra apuesta por el avance social en libertad, en nuestras ilusiones de que las leyes deben servir para garantizarnos la necesaria e imprescindible libertad de organizarnos para  protegernos de los abusos de los poderosos y sus injusticias.


Ya hay leyes sobradas para luchar contra la delincuencia, úsense aunque les toque. No puede ser que el Código Penal del otro día y ésta chapuza llamada Ley de Seguridad Ciudadana sirvan para situarnos a los trabajadores de éste país al borde de esa delincuencia que se quiere evitar. Porque esto es exactamente lo que va a ocurrir, que les pregunten éstos legisladores de pacotilla a sus padres y abuelos que es lo que ocurrió cuándo se empeñaban en querer cortarnos las alas a base de decretos y amenazas policiales.


Los que ya tuvimos que dar aquella batalla por las libertades, hoy sentimos, además del importante cabreo, una nostálgica sensación de impotencia por ver cómo esta derecha está siempre dispuesta a recortarnos el derecho de luchar por nuestros derechos.


Se equivoca esa gente interesada en mezclar. No hay nadie igual a un Partido que no entiende, porque no quiere, como se define de verdad un Estado Democrático. Hoy tenemos menos libertades que ayer.


Ricardo Garanda Rojas

 (@rgarciaaranda)


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