viernes, 18 de marzo de 2016

Humillación

Ricardo Garanda Rojas
Golpes de pecho para una larga temporada. Nos hemos ofendido con mucha razón por el comportamiento de ésos hinchas del PSV en la plaza Mayor de Madrid. Indignados los dirigentes del club holandés, indignado el presidente del gobierno español, indignado el ministro del Interior, indignada la alcaldesa de Madrid… Todo el mundo indignado, y con razón, insisto, faltaría más que actuaciones cerriles como ésta no nos indignara.

Pero, desde ésa más que justificada indignación tal vez queramos planteamos algunas cuestiones que debieran llamarnos la atención para tratar de salvar hipocresías que sobre tema tan sensible puede provocar llagas en lo más profundo de nuestros sentimientos.



Para empezar, a parte del viejo profesor que se enfrentó a ellos llamándolos “hijos de puta” y que no sabemos si lo entenderían pero que les hizo callar, ¿Qué hacía el resto de la gente que estaba allí presente, seguramente indignada pero sin reaccionar? ¿Qué hubiesen tenido que hacer ésos salvajes futboleros para que hubiese merecido la intervención de alguien más?

Otro interrogante. ¿Cómo de obsoleto está el protocolo de la policía, que estando allí cerca, porque es su obligación estar allí cerca, no les pareció éste asunto suficientemente grave como para intervenir ante esta actuación racista?  ¿Valoraron tal vez que agredir de esa manera la dignidad de “pobres” “mujeres” “rumanas” no suponía suficiente acto de violencia como para intervenir contra ellos?

Y otro más: Si, de manera indiscutiblemente razonable, tan repulsivo le pareció al ministro del Interior que a estas migrantes les tiraran monedas para reírse de ellas, ¿cómo es que tiempo atrás, él y todo el gobierno justificaron aquella otra actuación en la que en lugar de monedas les lanzaban bolas de goma con el resultado tan dramático que recordamos. En ambos casos, tirándose al suelo granítico de la Plaza Mayor para recoger unas monedas o nadando en el Océano hacia la playa, el objetivo era hacer algo para sobrevivir.

(c) @romerojl

Y por último. Holandeses, ingleses, españoles, alemanes, franceses etc…aficionados al fútbol o no, llenos de cerveza o no, contentos o tristes, estamos permitiendo una verdadera  indignidad genocida en las fronteras de Grecia, Turquía, Macedonia, Austria…En las fronteras de Europa. Nos va bien para nuestras conciencias echar la culpa a los gobiernos, pero mucho me temo que estos se están comportando como la mayoría de sus pueblos quieren que se comporten.

Lo de los forofos holandeses de la Plaza Mayor nos llama mucho la atención, es escandaloso ese inhumano comportamiento, y nuestra reflexión moral lo repudia en todos sus matices. Pero, ¿No se parece esto bastante, al menos en su cualidad de humillante, al lanzamiento de monedas que desde nuestro gobierno europeo queremos enviar a los migrantes en el alambrado barro de Turquia?
Tal vez la más importante diferencia sea que no lo hacemos para divertirnos, sino para que nos dejen en paz, para que no perturben nuestra europea fiesta cervecera de tarde de fútbol. 

Ricardo Garanda Rojas


@rgarciaaranda

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