viernes, 3 de noviembre de 2017

El PSOE en CLM

Ricardo Garanda Rojas (@rgarciaaranda)


A juzgar por los hechos, valorando los daños ocasionados en Castilla la Mancha durante los cuatro años de gobierno del Partido Popular, podríamos concluir que fue muy malo que el PSOE perdiera la capacidad parlamentaria de gobernar y, por tanto, resultó extraordinariamente positivo, además de meritorio, que se pudiera recuperar solo cuatro años después, aunque fuese con ayudas.
Está claro que lo razonable es que los castellano manchegos de izquierdas queramos que siga ganando en las siguientes elecciones, unos prefieren la mayoría absoluta, otros esperan seguir siendo útiles en su apoyo. La cuestión es saber cuántos castellano manchegos de derechas quieren lo mismo.
En el último Congreso Regional de éste Partido, su reelegido Secretario General y Presidente de la Comunidad Autónoma, Emiliano García Page repitió hasta cuatro veces lo difícil que era ganar en ésta región porque era mayoritariamente conservadora. Las cuatro veces pensé lo mismo ¿Qué ha hecho el PSOE a lo largo de todos estos años para cambiar esto?

No me atreví ni a preguntarlo en voz baja, cualquiera llevaba la contraria en ése ambiente. Sólo lo pensé, pero cómo si fuera capaz de leer mi mente, Page, desde el escenario, me dio la respuesta: “El partido debe adaptarse a la gente, y no la gente al Partido”. Reflexión que sería absolutamente aceptable si la “la gente” fuera progresista, mínimamente de izquierdas, pero D. Emiliano dice que es un electorado conservador, de derechas, y siendo así ¿qué significa eso de que el PSOE tenga que adaptarse a ellos?

Es fundamental trabajar en el objetivo de ganar las elecciones, es muy grande el peligro social de no conseguirlo, pero el compromiso del socialismo exige algo más que tiene que ver con trasformar la sociedad, con trabajar de manera adecuada para ir consiguiendo que nuestras ideas, las que defendemos en nuestros congresos, sean aceptadas por la mayoría de la sociedad, también en Castilla la Mancha.
Lo contrario, asumir que las mujeres y los hombres de esta región no tienen remedio, son conservadores y ya está, como si un maleficio sin antídoto les marcara a todas y a todos para siempre, resulta, cuándo menos, frustrante..

A mí no me gustaría levantarme, ir a un Congreso y descubrir en él que estoy en un partido que se define de izquierdas pero que no muestra gran interés por trasformar la sociedad hacia conceptos y compromisos realmente progresistas. Y todo porque es complicado, porque parece más fácil simplemente adaptarse a las condiciones ideológicas de los votantes, aunque no coincidan con nuestros principios.
Si el PSOE hubiera mantenido esa posición siempre y en todas partes, la situación sería absolutamente lamentable, porque en los años setenta casi toda la población española era franquista, ¿El triunfo de la candidatura de Felipe González en el 82 se produjo porque los socialistas de entonces se adaptaron  a la ideología franquista o más bien porque se adoptó un discurso rompedor que hizo comprender a gran parte de esa sociedad española que el Socialismo era algo que valía mucho la pena? Ya sé que la pregunta es retórica, pero ya sería bueno que quienes entiendan el valor de atreverse con ese discurso rompedor entonces, valoraran la necesidad de hacerlo también en estos tiempos.
El pragmatismo en política es un buen aliado en determinadas  situaciones, pero nunca debiera convertirse en el método esencial de trabajo de un partido que debiera aspirar a que el mundo pueda ir mejor.

Ni siquiera pareció haber espacio en el Congreso para poder debatir estas prioridades. De hecho no pareció que hubiese espacio para debatir de nada. En el PSOE de Castilla la Mancha hay un colectivo que no está demasiado conforme de cómo van las cosas. No es que haya que darles la razón sin más, al fin y al cabo son una minoría, pero tal vez fuese bueno escucharles, y en éste Congreso no fue posible, algunos, tratando de representar el pensamiento de esta minoría, lo intentaron, y recibieron abucheos, silbidos, insultos. La excusa era una simple cuestión de métodos, pero el caso es que se les impidió expresarse con la libertad y la tranquilidad necesaria para expresar ideas. Resulta muy difícil entender ese nivel de intolerancia.

Me parece a mí que mientras se mantengan esos discursos y esos comportamientos jamás estará el PSOE en condiciones de avanzar en una trasformación cultural e ideológica de la sociedad de Castilla la Mancha.

No, Presidente, el Congreso no acabó bien.



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