viernes, 20 de abril de 2018

AVE 03993: de La Mancha a Sant Jordi


Ricardo G-Aranda Rojas (@rgarciaaranda)




El tiempo sucede,
avanza y no duele
aunque deje su rastro.
No es malo
si mientras fuiste envejeciendo
hiciste algo…
no es malo…
(“Si hiciste algo”)


Justo un año después de aquel viaje, que convertí en un relato para “Pesadilla en Zocodover”, repito el recorrido: de la Mancha a Sant Jordi, de la casa de mis amigos a la fiesta del libro y la rosa de Barcelona. Y es que mi experiencia me pidió insistir.

Allí volveré a encontrar aquel magnífico culto al libro, a la historia, a la poesía de la imaginación andando por las calles en busca de algo nuevo, de necesarias sensaciones escritas que alimenten la imaginación de cada una y cada uno. La búsqueda de un sueño nuevo en aquel stand dónde alguien, tal vez,  ha sabido escribir exactamente lo que tú quieres leer.


Ilustración de Cecilia Romero
Pero antes voy a volver a ver una pequeña parte de la Mancha y Aragón por el patio trasero, que es por donde circula el tren, y voy a reconocer, en ese veloz paisaje, escenas, imágenes  repetidas de mi vida y de la vida de otras personas. También intentaré localizar dentro del vagón alguna cara conocida de cuándo hice este mismo viaje. Tal vez me encuentre incluso con la de aquella chiquilla que se hartó de aguantar a su violento padre y a su condescendiente madre y marchaba a casa de una amiga en el sur francés.  Supongo que le habrá ido bien, parecía segura.

Pero esta vez he elegido mejor el ambiente, me he negado rotundamente a volver a coger el vagón del silencio. Tal espacio me parece antinatural. Soy escuchador de historias y en el silencio me angustio.
Una vez allí, ¿encontraré ante el stand de ediciones Proust, en el Passeig de Sant Joan, a aquella señora que leyendo la solapa de “Ella” dijo que esa historia le era conocida? No lo sé, yo creo que sí y así lo espero porque quiero preguntarle si encontró en aquellos poemas la vida que buscaba. Puedo ofrecerle más.

Mañana voy para allá, me espera una gran ciudad, en piedras y en almas,  amigos y amigas que saludar y libros y rosas para lucir y regalar. 

Espero que sean rojas, como siempre.



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